“Aunque la mentira lo oculte todo y todo lo abarque, no será con mi ayuda…”

por

JAVIER GUTIÉRREZ PALACIO
DOCTOR EN FILOLOGÍA
CRÍTICO LITERARIO

PENSAMIENTO CRÍTICO: UNA ACTITUD

UNIReditorial
Octubre 2016
Juan Meseguer

Aunque la mentira lo oculte todo y todo lo abarque, no será con mi ayuda…” [1]

Según avanza el siglo XXI  empezamos ya a decir con cierta convicción, “éstas son costumbres del pasado siglo” o “no puede ser posible que algo así suceda en pleno siglo XXI”. Cuando nos expresamos de esta manera es que hemos tomado por fin conciencia de que vivimos en un nuevo siglo. Ya decía Arnold Hauser, que los europeos no tuvieron sensación de haber pasado la página del XIX hasta que no finalizó la Primera Guerra Mundial (1919).

Hagamos un repaso de cómo está la temperatura del pensamiento crítico en este mes de enero de 2017. 

a) Posverdad. Ha sido elegida palabra del año 2016. Es un neologismo, de ambiguo significado, que viene a decir que los hechos objetivos no explican algunos comportamientos de la opinión pública. El diccionario Oxford, autor de la elección, necesitaba verbalizar como dice Rubén Amón [2], las conmociones políticas de 2016 como la derrota de Hillary Clinton, el “brexit” o el fracaso del referéndum sobre la paz en Colombia. En todos estos casos se manifiesta una visión emotiva pero no objetiva de la realidad. Para el diccionario Oxford la posverdad, sigue diciendo Amón, “no es un arma a disposición de la clase política dominante, sino como un poderosísimo y descontrolado recurso de los súbditos” [3].

b) Populismo. Es un concepto político que hace referencia a movimientos que rechazan a los partidos políticos tradicionales (RAE). Se manifiesta anteproblemas concretos (crisis, paro, corrupción, etc.) que parecen imposibles de resolver con políticas habituales. Aparecen líderes “diferentes”, con gran aparato demagógico y con capacidad para hacer que las emociones  primen sobre el realismo de los hechos y de las soluciones.

c) Microagresión. En Wikipedia se define esta palabra como un neologismo que se utiliza para describir una discriminación involuntaria. Comenta Adolfo Plasencia [4] que en Harvard el profesor Pierce acuñó la palabra en 1970 para pequeños insultos y desprecios que algunos estadounidenses infringían a los afroamericanos. En comportamientos gestuales o verbales “agredir” sin malicia de forma inconsciente con prejuicios varios, de género, etc. Algunos autores hablan de victimismo, y exceso de sensibilidad. Como casi todo lo involuntario es fácil de manipular y de exagerar. Pero no conviene despreciar el término y sus consecuencias legales. Aunque parezca mentira en algunas universidades se plantea que no se explique a determinados filósofos para no agredir a  minorías culturales, raciales, etc.

d) Neutralidad. En principio nos sitúa en conceptos como el de  país neutral (Suiza en la Segunda Guerra Mundial, etc.). Sin embargo, la neutralidad parece utilizarse para dejar fuera del campo de juego a determinadas formas de pensar con la excusa de ser “neutrales”. Pensamiento débil frente a pensamiento fuerte.

e) Tolerancia intolerante con determinadas formas de pensar y especialmente con el pensamiento cristiano:

“Esta intolerancia con el papel de la religión en la vida pública es lo que el Papa Francisco ha llamado “la educada persecución de los cristianos”. En palabras de Camilleri: “Con el pretexto de la “corrección política”, la fe y la moral cristianas se tachan de hostiles y ofensivas, y por tanto, como algo que hay que eliminar del discurso político”. “Este temor a que el cristianismo desempeñe su legítimo papel en el espacio público revela una visión “reduccionista” de la libertad religiosa o de creencia, limitada a la mera libertad de culto”. [5]

f) Tsunami digital, en el que el poder de las audiencias puede “inundar” los hechos hasta hacerlos irreconocibles.

g) Relativismo.

h) Palabras talismán, como “libertad”que usada en una tertulia, en una controversia política o cualquier otro ámbito acalla una opinión “políticamente incorrecta” e incluso justifica una posible agresión.

i) Emoción frente a pensamiento.

j) Silencio, por ejemplo lo que ha sucedido con las web del equivalente a “red madre” en Francia.[6]

Tras este repaso la temperatura nos indica que el pensamiento crítico está enfermo. Estamos desarmados, en nuestra capacidad crítica, frente a una información manipulada y unos hechos que van mucho más allá de lo que se puede imaginar en esta  “gran ceremonia de la confusión”. Distinguir lo auténtico de lo falso y ser capaz de resistir para no ser tragado por los sumideros de lo políticamente correcto debe ser nuestro compromiso como ciudadanos.

La solución urgente a estos problemas consiste en leer, cuanto antes, este libro. Veamos algunas de sus propuestas:

  1. Pasión por la verdad:

“Yo puedo estar convencido de que un trastero de mi edificio está vacío. Y mi vecino puede pensar, con la misma convicción, que está ocupado. Para evitar discusiones, podríamos decir que ambas posturas son igualmente respetables. O incluso podríamos llegar a un acuerdo: decidimos que el trastero está vació la mitad de la semana, y hasta arriba la otra mitad. Pero lo cierto es que nuestras opiniones no cambian la realidad de los hechos: el trastero seguirá estando vacío u ocupado. Para despejar la duda, no tenemos más remedio que abrir la puerta y mirar dentro, o preguntar a otros que ya lo han comprobado”. [7]

  • Por lo tanto una persona que es capaz de pensar críticamente tiene que buscar como un auténtico detective la realidad. Escucha, analiza y, como dice el autor, su referente es la realidad. En definitiva, lo importante es la verdad y se encuentra en un camino estrecho lejos de cualquier gregarismo.
  • El pluralismo  no se puede confundir con relativismo:

“Los sistemas totalitarios del siglo XX tenían claro que la manipulación del lenguaje era una herramienta clave para su propósitos. La fuerza bruta y el terror pueden conseguir la sumisión externa de los ciudadanos al poder establecido. Pero si lo que se busca es el asentimiento interno de todos ellos a un líder, a un régimen y a unas ideas determinadas, entonces hace falta un esfuerzo enorme de seducción por parte de los dirigentes. Así lo veía el dictador comunista Josef Stalin: <<De todos los monopolios de que disfruta el Estado, ninguno será tan crucial como su monopolio sobre la definición de las palabras. El arma esencial para el control político será el diccionario>>”. [8]

  • El emotivismo es el gran enemigo del pensamiento crítico:

“Otra palabra que suscita emociones encontradas es populismo. En el debate  político actual [9] se suele asociar este término a un popurrí de ideas con connotaciones variadas: liderazgo carismático, demagogia, cercanía con la gente, simplismo, protesta contra las élites, antieuropeísmo, petición de democracia real, asistencialismo, rechazo de los grandes partidos, xenofobia…

En su Diccionario de uso del español, María Moliner es más precisa, pero al final deja la puerta abierta a las connotaciones de un signo y otro: <<Doctrina política que pretende defender los intereses de la gente corriente, a veces demagógicamente>>.

De modo que seguimos sin ponernos de acuerdo si lo que designa la etiqueta populista es un elogio o un insulto: lo que para algunos es gobierno por el pueblo y para el pueblo, para otros es oportunismo electoral; donde unos ven más participación democrática, otros acusan falta de respeto a la ley y a las instituciones…”. [10]

  • Eufemismos y palabras talismán:

“Es verdad que el lenguaje evoluciona con el tiempo. Por eso, de cuando en cuando, los académicos de la lengua revisan el diccionario y lo adaptan a los usos actuales. Pero aquí estamos hablando de los olvidos ideológicos: la desaparición de ciertas palabras es inseparable del debate sobre el tipo de sociedad que queremos. Susanna Tamaro alude a este problema en su libro Más fuego, más viento, y urge a una <<nueva alfabetización>> que lleve a reflexionar sobre el significado de las palabras:

¿Tienes presente los viejos baúles que hay en casi todos los trasteros o desvanes? En su interior se conservan los recuerdos de los que nos han precedido: vestidos, papeles, cartas, objetos obsoletos…

Me gusta imaginar que existe en algún lugar, conservado en la memoria de cada familia, un baúl similar que, en lugar de objetos, conserve valores y sentimientos que ya no están de moda. En una aburrida tarde de lluvia, todos suben al desván. Los niños, al ver el baúl cubierto de polvo, se ponen a saltar a su alrededor mientras piden que lo abran. Al hacerlo, meten rápidamente sus pequeñas manos dentro. Un silencio estupefacto y, después, gritan maravillados: << ¿Mamá, qué es esto tan bonito? >> . <<Y esto, ¿para qué sirve, papá? Nunca lo había visto… >>. Es probable que los padres tengan que hacer memoria. <<Déjame ver. Ah, sí, es el sentido del honor>>. << ¡Mira! Aquí está el esfuerzo, el sacrificio… Los bisabuelos lo usaban siempre… ¡Y allí, en el fondo, mira, la vergüenza! >> . << ¿Qué es? >> . <<Es lo que hace que nos pongamos colorados>>. << ¿Por el calor? >> . <<No, porque se ha hecho algo que no está bien, algo opuesto a la conciencia>>. << ¿Y qué es la conciencia? >> “. [11]

  • No confundir la diversidad con la verdad.

La solución a todos estos problemas hay que encontrarla en la formación universitaria: en una Universidad que no tenga miedo a pensar. Los estudiantes consideran que es bueno debatir, pero muchas veces se realizan boicots a personajes públicos que el “estudiante masa” considera que no tienen nada que decirle ni derecho a hablar en una Universidad.

“Así se ha puesto de manifiesto en las ceremonias de graduación de final de curso, en las que las universidades invitan a un personaje a pronunciar un discurso. La moda es que cuando algunos alumnos consideran que un ponente tiene ideas inaceptables, organizan una campaña para que la universidad retire la invitación, actuando así como auténtico matones de la clase: ellos deciden qué ideas pueden entrar en su campus y cuáles no. Según los datos recopilados por la Foundation for Individual Rights in Education, presidida por Lukianoff, desde el año 2000 hasta 2015 se han puesto en marcha en EE.UU. al menos 240 campañas de boicot; la mayoría a partir de 2009. Dos casos muy sonados fueron los boicots en 2014 a la ex secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, y a la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. Por supuesto que los alumnos de una universidad tienen derecho a cuestionar la actuación de Rice en la guerra de Irak o las políticas del FMI, dicen Lukianoff y Haidt. Pero ¿significa eso que a ninguna de estas dos mujeres se le debe permitir expresar en público sus puntos de vista? << Si los estudiantes se gradúan pensando que no tienen nada que aprender de personas que no les caen bien o de las que discrepan, les habremos hecho un flaco favor intelectual >>”. [12]

El ensayista Meseguer reflexiona en uno de los capítulos más interesantes del libro, sobre la Universidad necesaria y sobre el naufragio que parece manifestarse en la Universidad Española. Bolonia ha reducido, cuando su propósito era todo lo contrario, el alma de la universidad.  En el mundo universitario se valora la inserción laboral como punto y como consecuencia de una preparación académica unidireccional en la que estorban cualquier saber colateral y, por supuesto, las humanidades. El resultado es un graduado, “un joven sobradamente preparado” pero que apenas entiende el mundo en el que está viviendo y en el que va a ejercer de profesión. Meseguer resume este concepto en este epígrafe:

            Universidades de élite o rebaño de excelencia:

“Educar la inteligencia es algo más elevado que instruir en unos métodos o que impartir conocimientos. Estos últimos- lo veremos después- son necesarios para ensanchar la mente. Pero los conocimientos necesitan ser digeridos. No basta con disponerse a recibir, con hacer espacio en la mente, lo que ya es mucho; hay que << corregirla, refinarla, capacitarla para conocer, y asimilar, dominar, regir y usar sus conocimientos, darle poder sobre sus propias facultades, y aplicación, flexibilidad, método, exactitud crítica, sagacidad, recursos, habilidad y expresión elocuente >>.[13]

El capítulo final sobre el tsunami digital, nos advierte como muchos autores y pensadores sobre el peligro que estamos corriendo: no se lee y por lo tanto no se piensa, no se piensa y por tanto no se lee. Para esta situación es necesaria una vida pausada, en la que podamos recuperar nuestra atención o como dice Meseguer “reciclar la atención”.

Para revisar cómo va nuestro pensamiento crítico , Meseguer propone un conjunto de habilidades que conviene repasar en un autoexamen:

“1.-      Interpretación: Describir imparcialmente una controversia.

2.-        Análisis: Identificar las semejanzas y las diferencias entre dos enfoques.

3.-        Evaluación: Juzgar la credibilidad de una fuente informativa.

4.-        Inferencia: Prever las implicaciones de un punto de vista.

5.-        Explicación: Justificar un punto de vista con argumentos sólidos.

6.-        Autorregulación: Estar alerta a mis prejuicios en un debate controvertido.” [14]


Notas:

[1] SOLZHENITSYN, Aleksandr: Vivir sin la mentiraTexto escrito justo antes de que Solzhenitsyn fuera expulsado de la Unión Soviética en 1974 y fue publicado originalmente en el Washington Post.

[2] http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/16.

[3] Ibid.

[4] http://www.elmundo.es/economia/2015/09/23.

[5] http://aceprensa.com/articles/la-educada-persecucion-contra-cristianos-en-occidente/.

[6] https://familiaivida.wordpress.com/2016/12/03/aborto-en-francia-la-libertad-de-expresion-amenazada.

[7] MESEGUER, Juan: Pensamiento crítico: una actitud. Pág., 39.

[8] Citado por Alfonso López Quintás. La palabra manipulada, Rialp, Madrid, 2015.

[9] Cfr. Juan Meseguer: Populismo: el hartazgo de las masas, Aceprensa, 28-05-2014.

[10] Op. Cit. Pensamiento crítico: una actitud, Pág., 78.

[11] TAMARO, Susanna: Más fuego, más viento, Seix Barral, Barcelona, 2003, pp., 82-83.

[12] Ibid, pp.,154-155.

[13] DERESIEWICZ, William: “Don´t Send Your Kid to the Ivy League”, The New Republic, 21-07-2014. Resumí sus ideas y el debate que originó en un artículo titulado “Universidades de élite o rebaño de excelencia”. Aceprensa, 8-10-2014. En este capítulo añado la perspectiva de Newman.

[14] Adaptado de Peter Facione: Pensamiento crítico: qué es y por qué es importante. Eduteka 2007, pp.,4-7.

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